martes, 24 de septiembre de 2019

[SNL] Cita con un psicólogo infantil

En este ejercicio de práctica, tomaré un sketch del programa Saturday Night Live y lo adaptaré libremente a un medio teatral minimalista hispanohablante.



Cita con un psicólogo infantil

Secuencia basada en el sketch de SNL
Date With A Child Psychologist.


Personajes:
PSICÓLOGO - Jorge, padre estricto que siempre trata de permanecer sereno para no ceder ante las solicitudes de atención de su hija.
HELENA - Admiradora del psicólogo, consiguió una cita con él.
RAQUEL - Hija del psicólogo, niña que solicita atención con llantos.
 

Es una elegante casa de bastante utilería, con una planta con maceta y muebles llenos de objetos que al final de la escena estarán rotos —conviene representarlo antes del final o de un intermedio—. El Psicólogo y Helena cenan sentados ante una mesa con vino y aperitivos elegantes; alzan sus copas y brindan.




PSICÓLOGO.- Por una velada magnífica.
HELENA.- Gracias por traerme a tu casa. No quería decírtelo antes, pero he leído todos tus libros de psicología infantil.
PSICÓLOGO.- Bueno, la pasión de mi vida es ayudar a los padres a educar correctamente a sus hijos.

[La niña Raquel entra. Mientras mira a su padre y a Helena, cruza lentamente el fondo de la escena en un llanto quejumbroso. Sale.]
HELENA.- ¿Quién era esa niña?
PSICÓLOGO.- Es Raquel, mi hija. Está castigada, ignórala. Esa es la primera regla de mi método: "si les prestas atención, les das el poder". [Sirve vino] ¿Quieres más vino?
HELENA.- [Coqueta] Si el doctor me lo aconseja...
RAQUEL.- [Entra. Repite el llanto por el fondo a la inversa] ¡Sé que me estás oyendo! [Sale]
HELENA.- Mira, creo que se siente muy mal. Si necesitas hablar un momento con ella...
PSICÓLOGO.- ¡No, no, no! Pronto se cansará. Mi ex no lo entendía, pero por eso mi ex no es quien está aquí, sino... tú y yo.
RAQUEL.- [Entra. Se acerca a su padre llorando desconsolada] ¡A estas alturas ya deberías haberme dicho algo! [Llora]
PSICÓLOGO.- ¡No la mires, Helena! En cuanto hagas contacto visual, le habrás dado el poder.
RAQUEL.- [Llora] ¡Me parece que tu estilo educativo no está dando muchos frutos! [Llora] Hola, señorita, me encanta su peinado. Lea esta nota. [Llorando con patetismo, le da una nota y se retira detrás de la planta]
HELENA.- Voy a leerla.
PSICÓLOGO.- Como quieras. Yo ya sé lo que dice.
HELENA.- [Lee. Mientras, el psicólogo mueve los labios a la par.] "Discúlpeme si estoy estropeando su cita, pero le juro que en realidad soy una persona racional. Si desea conversar, la espero detrás de la planta. Postdata: ¿es usted mi nueva madre?"
PSICÓLOGO.- Deja que te pregunte algo. ¿Te gusta la ensalada de camarones?
HELENA.- A decir verdad, todavía no la he podido probar. Han estado pasando cosas.

[A espaldas de Helena, Raquel empieza a tirar objetos al suelo, rompiéndolos con estruendo]
PSICÓLOGO.-¡Helena, mírame sólo a mí! ¡Si te giras para ver qué pasa, estarás dándole el poder! [Raquel sigue rompiendo. Él intercala sus palabras entre medias, con serenidad] ¿No te parece que fuéramos las únicas personas sobre la faz de la Tierra?
RAQUEL.- [Llora] ¿Qué más puedo hacer? ¡Podría hacerme daño, hablemos de esto! [Sale]
HELENA.- Dios mío... ¡Quizá deberíamos...!
PSICÓLOGO.- ¿Reconocer su existencia? No. Eso mismo sugería su madre. Su madre era débil, y una psicóloga mediocre. Confía en mí: gracias a mi filosofía, mi hija crecerá como una adulta bien adaptada y equilibrada emocionalmente.

[Surge humo de bambalinas]
HELENA.- Oye, Jorge... Detrás de ti se está...
PSICÓLOGO.- ¿Se está quemando mi chaqueta de tennis? Tengo muchas chaquetas de tennis.
RAQUEL.-
[Desde fuera] ¡Es tu favorita!
PSICÓLOGO.- [Hace un amago de casi girarse] ¡La azul no! ¡Uy, casi me pilla! ¡Estuve a punto de darle el poder!
HELENA.- Escucha, Jorge, estoy empezando a pensar que...
PSICÓLOGO.- Helena, sé lo que vas a decir y tienes toda la razón: esta cita va como la seda. Es una de las mejores citas que tanto tú como yo hemos tenido en años. [Raquel sale con un cubo] Pero hay algo más: si reconoces la existencia de un cubo de agua sobre tu cabeza... estarás dándole el poder.
RAQUEL.- [Llora y vuelca el cubo sobre Helena] ¡Perdóname, Helena, no es nada personal! ¡Enseguida estarás seca!
PSICÓLOGO.- ¡Sé fuerte, Helena! ¡No permitas que ella sepa que el agua te ha calado entera!
HELENA.- ¿Sabes, Jorge? Lo siento, pero... Raquel, no llores más, yo te haré caso. ¿En qué te puedo ayudar?
HELENA.- [Ríe] ¿En serio? ¡Eres tonta, acabas de darme el poder! [Se sienta en las piernas del psicólogo] ¡Papá, eres demasiado bueno para esta!
PSICÓLOGO.- Tienes razón, cielito, es una pusilánime. Helena, después de que tú y yo tengamos sexo convendría que te fueras a tu casa.

[Apagón y telón]

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