Al otro lado del breve pinar,
donde el bullicio comienza amagado,
vive, o vivía en el pasado
un corazón que celebrar.
Un corazón de gozo, de gran curiosidad,
que no gusta de eufemismos porque no sirven de ná.
Con un pie en este lar
y en otro lo demás,
este corazón promete
aun no véaslo palpitar.
Y se alza, puro fuego,
y se alza hasta luego
de que insectos y alimañas
mal se quieran arrimar.
Al contrario que otra gente,
esta alma no deslumbra por el vicio popular.
Al contrario, más bien luce
porque eso es lo que hacen los humanos de verdad.
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