En cuanto publiqué en el blog los últimos microrrelatos que tenía en la recámara, se me ocurrió una posible idea de novela.
Ha sido como una fiebre. Uno de los micros menos potentes guardaba una espita que prendió ideas cercanas, y un bloque de piedra emergió de la marisma en medio de la noche.
Sobre todo... Sobre todo ha sido divertido. Ya no me importa que estos días no vaya a hacer aquella escapada vacacional. Estos días voy a necesitar una mesa para manchar de trazos negros el cuaderno.
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