sábado, 13 de julio de 2019

Lengua & Ehrrman, bufete de abogados

Lengua y Ehrrman se conocieron en la Facultad de Derecho. Siempre jugaban en los columpios.
Abrieron un bufete de abogados con la idea de defender al inocente y dejar sutilmente en evidencia al culpable después de haber cobrado, pero sus finanzas se vieron en compromiso en la segunda temporada.

Lengua se fue de la ídem en una noche de alcohol, con tal mala suerte que la cuñada de un mafioso se enteró. Toda la mafia empezó a acudir al bufete. Ehrrman no quería cerrar el negocio, pero tampoco quería ceder a la tentación del vil metal.
Finalmente cedió a la tentación de las ampulosas caderas de la cuñada del mafioso. De algún modo, de la noche a la mañana todos los colegas del cuñado le parecían gente noble que había tenido mala suerte. ¿Qué culpa tenían de ser unos auténticos luchadores?

Lengua se volvió a ir de la lengua delante del primo del comisario. Debido a la ausencia de Ehrrman, ahora en la cárcel, en la tercera temporada tuvo que entrar al bufete su hermano pequeño, que además tiene un perro muy gracioso que a veces lleva gafas de sol.
En realidad es una intromisión de la productora a espaldas del showrunner, que cree que está continuando la serie centándose en los dilemas morales y el alcoholismo de Lengua. Mientras tanto, el joven Ehrrman está resolviendo otros casos mucho más morbosos mientras habla con su perro. Por eso vino con un perro.

Aunque Lengua & Ehrrman, bufete de abogados renovó una cuarta temporada, el showrunner se retiró del proyecto al enterarse del percal. La productora aprovechó para matar a Lengua de un coma etílico. Casualmente y convenientemente, el perro del joven Ehrrman también se llamaba Lengua.


Escultura del Danés Jens Galschiot

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