miércoles, 31 de julio de 2019
2032
Quedan 13 años.
martes, 30 de julio de 2019
¿Qué hace aquí?
Estaba yo de cuclillas, comiendo un bocadillo y usando un banquito como mesa para partir el pan, cuando se acercó una niña desconocida de unos nueve años.
—Hola. ¿Qué hace aquí? —me dijo sin expresar un tono en particular.
No entendí qué quería decir. La razón de la pregunta. Lo que de verdad quería saber. ¿Estaba reprochándome el comer de cuclillas detrás de un poyete porque nunca se lo había visto hacer a nadie? ¿Estaba preguntándome por qué estaba en aquel lugar y no en Constantinopla? Respondí lo obvio.
—Comiendo.
—Ah, vale.
—Hola. ¿Qué hace aquí? —me dijo sin expresar un tono en particular.
No entendí qué quería decir. La razón de la pregunta. Lo que de verdad quería saber. ¿Estaba reprochándome el comer de cuclillas detrás de un poyete porque nunca se lo había visto hacer a nadie? ¿Estaba preguntándome por qué estaba en aquel lugar y no en Constantinopla? Respondí lo obvio.
—Comiendo.
—Ah, vale.
lunes, 29 de julio de 2019
Aquella cueva sí existe
El libro Cuevas, simas y minas de Madrid (Ediciones La Librería) analiza en detalle el estado de diversas cavidades de la provincia. Cuenta con más de 300 páginas de datos, fotografías, coordenadas y croquis.
Casi al final, también dedica una página a enumerar una lista de cavidades no localizadas. Cuevas de los que se conservan registros y rumores, pero que los miembros del Grupo de Espeología de Getafe no lograron localizar allá por el 2015.
Una de esas cuevas ilocalizables me interesaba. Me la había imaginado en diversas áreas por las que nunca he caminado. Pero hoy pude leer cómo se accedía hasta ella gracias a un generoso senderista que dio testimonio en redes sociales, llegando a compartir un vídeo del interior.
Esta cavidad tiene el tamaño de unos soportales antiguos, que se estrechan hacia dentro. Daba gloria verlo sin basura ni pintadas caprichosas. Se ha conservado tan bien precisamente porque nadie suele saber dónde está.
Vale la pena guardar registro público de simas y otros agujeros por los que alguien se pueda escurrir, pero parte del encanto de ciertos lugares es que los conozcas adentrándote en el terreno con respeto.
Casi al final, también dedica una página a enumerar una lista de cavidades no localizadas. Cuevas de los que se conservan registros y rumores, pero que los miembros del Grupo de Espeología de Getafe no lograron localizar allá por el 2015.
Una de esas cuevas ilocalizables me interesaba. Me la había imaginado en diversas áreas por las que nunca he caminado. Pero hoy pude leer cómo se accedía hasta ella gracias a un generoso senderista que dio testimonio en redes sociales, llegando a compartir un vídeo del interior.
Esta cavidad tiene el tamaño de unos soportales antiguos, que se estrechan hacia dentro. Daba gloria verlo sin basura ni pintadas caprichosas. Se ha conservado tan bien precisamente porque nadie suele saber dónde está.
Vale la pena guardar registro público de simas y otros agujeros por los que alguien se pueda escurrir, pero parte del encanto de ciertos lugares es que los conozcas adentrándote en el terreno con respeto.
domingo, 28 de julio de 2019
Mendigos colorinchis
En un banco de la avenida, una pareja de jóvenes amables pedía dinero para comer. Sin voces lastimeras, bien limpios, con su perro echando la siesta donde no molestara.
Ninguno de los viandantes los tomó en serio. Estarían esperando a que llegasen a ese punto donde toda ayuda es inútil y no pueden remontar. A cuando la voz nace ya rota; a cuando no merece la pena limpiarse porque dormir ensucia; a cuando el perro se queda tumbado no por educado sino porque se quedó toda la noche alerta.
¿Vale la pena mostrar simpatía cuando los demás sólo te aceptan medio muerto?
Ninguno de los viandantes los tomó en serio. Estarían esperando a que llegasen a ese punto donde toda ayuda es inútil y no pueden remontar. A cuando la voz nace ya rota; a cuando no merece la pena limpiarse porque dormir ensucia; a cuando el perro se queda tumbado no por educado sino porque se quedó toda la noche alerta.
¿Vale la pena mostrar simpatía cuando los demás sólo te aceptan medio muerto?
sábado, 27 de julio de 2019
[Microrrelato] Reflejo al fondo del pozo
La joven bajó a por agua al pozo. El rostro que le reflejó su interior era melancólico. Ella siempre sonreía, pero el espejo al otro lado de la penumbra no era fiel. Acusaba sus ojeras, oscurecía sus dientes y ensuciaba su pelo.
La joven hizo bajar el cubo. Lo hundió hasta fundir esa otra cara, que corrió a meterse dentro. Cuando al fin estuvo en manos de la chica, el agua pudo ver mejor. Reflejó un rostro sin insomnio, ni terror, ni hollín.
La joven hizo bajar el cubo. Lo hundió hasta fundir esa otra cara, que corrió a meterse dentro. Cuando al fin estuvo en manos de la chica, el agua pudo ver mejor. Reflejó un rostro sin insomnio, ni terror, ni hollín.
viernes, 26 de julio de 2019
El paisaje interior
Recuerdo más sueños de los que luego cuento. Es sólo que no son material de cuento.
A veces, sueñas con cosas que no son interesantes por sí mismas, pero toda la experiencia está cubierta de un ambiente emocional —un sabor psicológico— que la hace única. Como si te asomases a tu futuro y percibieras tu estado anímico sin haberte puesto en contexto de todo lo que ha pasado entre medias.
Imaginemos que las cuatro estaciones del año se dieran a lo largo de toda una vida.
El corazón de un niño sería un jardín florido. Si se asomara en sueños a otra estación, experimentaría colores nunca antes vistos, y al despertar no sabría como expresar los tonos de la hierba. Porque además su entorno insistiría en saber los detalles de los eventos externos: qué pasaba, quién más aparecía, etc.
Bajo ese prisma, una dimensión importante de lo soñado se pierde. Es como grabar con una videocámara la proyección de una película.
El paisaje interior, el color del corazón, no es algo que se pueda describir en palabras de un modo entretenido. Quizá como un gozo estético. Un poema, una pintura. Una expresión artística, que puede resonar en otra persona.
En el mejor de los casos, es un paisaje más hermoso que el cotidiano. En el peor de los casos, es demasiado hermoso.
A veces, sueñas con cosas que no son interesantes por sí mismas, pero toda la experiencia está cubierta de un ambiente emocional —un sabor psicológico— que la hace única. Como si te asomases a tu futuro y percibieras tu estado anímico sin haberte puesto en contexto de todo lo que ha pasado entre medias.
Imaginemos que las cuatro estaciones del año se dieran a lo largo de toda una vida.
El corazón de un niño sería un jardín florido. Si se asomara en sueños a otra estación, experimentaría colores nunca antes vistos, y al despertar no sabría como expresar los tonos de la hierba. Porque además su entorno insistiría en saber los detalles de los eventos externos: qué pasaba, quién más aparecía, etc.
Bajo ese prisma, una dimensión importante de lo soñado se pierde. Es como grabar con una videocámara la proyección de una película.
El paisaje interior, el color del corazón, no es algo que se pueda describir en palabras de un modo entretenido. Quizá como un gozo estético. Un poema, una pintura. Una expresión artística, que puede resonar en otra persona.
En el mejor de los casos, es un paisaje más hermoso que el cotidiano. En el peor de los casos, es demasiado hermoso.
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Reflexiones
jueves, 25 de julio de 2019
Gato negro y callejero
Acabada la tormenta, volví hacia casa. La brisa nocturna corría fresca, no hacía falta escuchar música para caminar animado.
En la parte del sendero que no tiene farolas, un tímido maullido salió de un arbusto. Y seguido, la silueta negra de un gato mediano.
Este tipo de gatos, grandes para parecer cachorros y pequeños para fingirse amenazantes, suelen alejarse de los humanos como si fueran la sombra de algo que no puede mostrarse ante nosotros. Por lo que cuando noté la silueta opaca saliendo al camino, desvié mis pasos a un lado para no importunarlo. El gato no se detuvo. Con una velocidad parsimoniosa pero precisa, se interpuso frente a mis piernas. Me detuve.
Tenía suerte, llevaba una bolsita con comida. Busqué un sitio respetuoso donde dejarle un puñado. No había rocas lisas. La única con aspecto limpio se inclinaba al suelo, pero me di cuenta cuando ya había bajado la mano. Ahí mismo se lo dejé. El gato se acercó con ganas.
Vertí otro puñado para asegurarnos, se lo dejé al lado de donde la silueta negra ya comía. Seguí mi camino, contento de que los dos nos hubiéramos entendido.
A la media hora vi otro gato negro, mucho más fuerte, cruzar una carretera de doble sentido con tres o cuatro zancadas. Me recordó al primero. Pensé: «A lo mejor, ahora el otro se siente así de fuerte.»
Pero no. Al llegar a casa consulté en la red. A los gatos no les sientan bien los frutos secos. Para colmo, algunos de ellos iban recubiertos de chocolate.
¿Qué iba a hacer, darle un capuccino?
Gatos, por su bien, no se me acerquen.
En la parte del sendero que no tiene farolas, un tímido maullido salió de un arbusto. Y seguido, la silueta negra de un gato mediano.
Este tipo de gatos, grandes para parecer cachorros y pequeños para fingirse amenazantes, suelen alejarse de los humanos como si fueran la sombra de algo que no puede mostrarse ante nosotros. Por lo que cuando noté la silueta opaca saliendo al camino, desvié mis pasos a un lado para no importunarlo. El gato no se detuvo. Con una velocidad parsimoniosa pero precisa, se interpuso frente a mis piernas. Me detuve.
Tenía suerte, llevaba una bolsita con comida. Busqué un sitio respetuoso donde dejarle un puñado. No había rocas lisas. La única con aspecto limpio se inclinaba al suelo, pero me di cuenta cuando ya había bajado la mano. Ahí mismo se lo dejé. El gato se acercó con ganas.
Vertí otro puñado para asegurarnos, se lo dejé al lado de donde la silueta negra ya comía. Seguí mi camino, contento de que los dos nos hubiéramos entendido.
A la media hora vi otro gato negro, mucho más fuerte, cruzar una carretera de doble sentido con tres o cuatro zancadas. Me recordó al primero. Pensé: «A lo mejor, ahora el otro se siente así de fuerte.»
Pero no. Al llegar a casa consulté en la red. A los gatos no les sientan bien los frutos secos. Para colmo, algunos de ellos iban recubiertos de chocolate.
¿Qué iba a hacer, darle un capuccino?
Gatos, por su bien, no se me acerquen.
miércoles, 24 de julio de 2019
La secretaria de Bingham III
Maripuri, continuemos el escrito.
«Y así yo, Hiram Bingham III, descubrí el Machu Micchu. Aunque no he de llevarme todo el mérito, pues también hallé una inscripción a carbón que decía Lizárraga 14 de julio de 1902. Oséase, casi diez años antes de mi arribamiento.»
¿Cómo que no se entiende? De acuerdo, tache eso. Intentaré otra cosa.
«Y así yo, Hiram Bingham III, descubrí el Machu Micchu. Si bien no sería honorable por mi parte llevarme todo el mérito, pues también encontré una inscripción que decía Lizárraga 14 de julio de 1902. Me refiero a que el Machu Picchu ya estaba descubierto nueve años antes de llegar yo.»
¿Cómo? ¿Sigue sin verlo claro? Bueno, tache. A ver qué tal esto:
«Y así yo, Hiram Bingham III, descubrí el Machu Micchu. Pero también encontré una pintada de uno que ya había estado ahí.»
¿Tampoco? Menos mal que la tengo a usted para prevenirme cuando me pongo críptico, Maripuri. Veamos, anote.
«Y así yo, Hiram Bingham III, descubrí el Machu Micchu. Antes había gente ahí, pero cuando yo llegué, no había nadie.»
¿No lo ve? Hija mía, el epílogo nos va a salir cortito. De acuerdo, tache eso y ponga esto:
«Soy Hiram Bingham III y descubrí el Machu Micchu.»
¿Ya? ¡Por fin!
«Y así yo, Hiram Bingham III, descubrí el Machu Micchu. Aunque no he de llevarme todo el mérito, pues también hallé una inscripción a carbón que decía Lizárraga 14 de julio de 1902. Oséase, casi diez años antes de mi arribamiento.»
¿Cómo que no se entiende? De acuerdo, tache eso. Intentaré otra cosa.
«Y así yo, Hiram Bingham III, descubrí el Machu Micchu. Si bien no sería honorable por mi parte llevarme todo el mérito, pues también encontré una inscripción que decía Lizárraga 14 de julio de 1902. Me refiero a que el Machu Picchu ya estaba descubierto nueve años antes de llegar yo.»
¿Cómo? ¿Sigue sin verlo claro? Bueno, tache. A ver qué tal esto:
«Y así yo, Hiram Bingham III, descubrí el Machu Micchu. Pero también encontré una pintada de uno que ya había estado ahí.»
¿Tampoco? Menos mal que la tengo a usted para prevenirme cuando me pongo críptico, Maripuri. Veamos, anote.
«Y así yo, Hiram Bingham III, descubrí el Machu Micchu. Antes había gente ahí, pero cuando yo llegué, no había nadie.»
¿No lo ve? Hija mía, el epílogo nos va a salir cortito. De acuerdo, tache eso y ponga esto:
«Soy Hiram Bingham III y descubrí el Machu Micchu.»
¿Ya? ¡Por fin!
martes, 23 de julio de 2019
100 años de Oesterheld
En otra línea de tiempo, Héctor Germán Oesterheld sobrevivió a la nieve y llegó a presenciar la sequía.
lunes, 22 de julio de 2019
Vasos sobre la expendedora
Sobre mi máquina de café predilecta hay tres vasos.
Uno de ellos está lleno de palitos de plástico para remover el contenido. Seguramente alguien de la empresa de expendedoras vio que de vez en cuando los cafés no traían palito y dijo:
—Dejemos estos palitos aquí arriba; porque si a mí no me saliese palito, me gustaría poder tener otro aquí.
Los otros dos vasos están vacíos. Seguramente alguien de la empresa de expendedoras vio que cada varios meses el café caía sin haberse puesto el vaso primero y dijo:
—Dejemos estos vasos aquí arriba; porque si yo viese que no sale el vaso un segundo antes que el café empiece a caer, me gustaría poder agarrar un vaso de aquí, pasarle un dedo por dentro para frotar el polvo pegado por haber estado encima durante semanas, soplar para expulsar las motas sobrantes, abrir la puertecilla de protección de fugas y encajar el vaso a tiempo para que todo el café que he pagado caiga dentro.
Uno de ellos está lleno de palitos de plástico para remover el contenido. Seguramente alguien de la empresa de expendedoras vio que de vez en cuando los cafés no traían palito y dijo:
—Dejemos estos palitos aquí arriba; porque si a mí no me saliese palito, me gustaría poder tener otro aquí.
Los otros dos vasos están vacíos. Seguramente alguien de la empresa de expendedoras vio que cada varios meses el café caía sin haberse puesto el vaso primero y dijo:
—Dejemos estos vasos aquí arriba; porque si yo viese que no sale el vaso un segundo antes que el café empiece a caer, me gustaría poder agarrar un vaso de aquí, pasarle un dedo por dentro para frotar el polvo pegado por haber estado encima durante semanas, soplar para expulsar las motas sobrantes, abrir la puertecilla de protección de fugas y encajar el vaso a tiempo para que todo el café que he pagado caiga dentro.
domingo, 21 de julio de 2019
Cuñados en un tren
—Oye, ¿tú eres el éste que anda en eso?
—Perdón, creo que me confunde con otro.
—No, tú eres el que anda con la esa que no te puedes casar con ella porque tu mujer no te quiere dar el divorcio.
—Ah, sí, soy yo.
—Estaba pensando que podríamos intercambiarnos los asesinatos. Un cambiazo. Yo a la tuya, tú a mi padre.
—Vale, a ver si encuentro un momento y lo hacemos.
Nadie murió.
—Perdón, creo que me confunde con otro.
—No, tú eres el que anda con la esa que no te puedes casar con ella porque tu mujer no te quiere dar el divorcio.
—Ah, sí, soy yo.
—Estaba pensando que podríamos intercambiarnos los asesinatos. Un cambiazo. Yo a la tuya, tú a mi padre.
—Vale, a ver si encuentro un momento y lo hacemos.
Nadie murió.
sábado, 20 de julio de 2019
Esa felicitación de Año Nuevo
El pasado 1 de enero, recibí diversas felicitaciones. Una cascada de mensajes que clamaban Feliz Año Nuevo con distintas palabras. No es el tipo de mensajes que te pongas a releer. Excepto uno, al que en su momento no di importancia porque estaba ocupado con otras cosas.
Para cuando me digné a mirar de quién era, me di cuenta de que el nombre de la remitente no me sonaba. Lo busqué por las redes sociales y no era ninguna antigua conocida en eventos literarios. De hecho, coincidía con el nombre de una amiga de una amiga, pero tenía que ser una coincidencia. No la conocía.
He seguido medio año sin darle importancia. Hasta que me he dado cuenta de que debajo del texto de buenos deseos para el año había una foto sin descargar. Yo no suelo aceptar las fotos de desconocidas con nombre flagrantemente inventado, pero este nombre era muy normalito. La verdad, le di a descargar sin pensarlo, medio dormido. Siete meses de prudencia al desagüe.
La foto era un paisaje con una explanada repleta de lo que me parecieron antiguas tumbas celtas. A lo lejos, el mar, poniendo un límite a la belleza de la imagen.
Me pregunté quién sería esta misteriosa persona que pasa las navidades en necrópolis, así que decidí averiguarlo. Me esperé al 1 de enero del 2020, a ver si así me volvía a felicitar el año y ya le podía preguntar sin parecer un impaciente.
Para cuando me digné a mirar de quién era, me di cuenta de que el nombre de la remitente no me sonaba. Lo busqué por las redes sociales y no era ninguna antigua conocida en eventos literarios. De hecho, coincidía con el nombre de una amiga de una amiga, pero tenía que ser una coincidencia. No la conocía.
He seguido medio año sin darle importancia. Hasta que me he dado cuenta de que debajo del texto de buenos deseos para el año había una foto sin descargar. Yo no suelo aceptar las fotos de desconocidas con nombre flagrantemente inventado, pero este nombre era muy normalito. La verdad, le di a descargar sin pensarlo, medio dormido. Siete meses de prudencia al desagüe.
La foto era un paisaje con una explanada repleta de lo que me parecieron antiguas tumbas celtas. A lo lejos, el mar, poniendo un límite a la belleza de la imagen.
Me pregunté quién sería esta misteriosa persona que pasa las navidades en necrópolis, así que decidí averiguarlo. Me esperé al 1 de enero del 2020, a ver si así me volvía a felicitar el año y ya le podía preguntar sin parecer un impaciente.
viernes, 19 de julio de 2019
¡Ah, qué susto!
La noche estaba al caer. Yo iba por un camino con árboles a un lado. Bajo ellos, vi un poyete. Me senté.
Al minuto me quise ir y me puse en pie, pero justo llegaba una niña con su madre y preferí esperar a que me adelantasen para que no anduvieran cinco minutos hablando detrás de mí. Por coincidencia, la niña se detuvo justo delante. Si yo salía de los arbustos en ese momento, la asustaría, así que seguí de pie, inmóvil. Pero la niña me vio y soltó una frase digna de telefilme mal escrito:
—¡Ah, qué susto! —y para no asustarla más, me quedé quieto, pero a los dos segundos la niña se puso frenética—. ¡Aaaaaaaah!
Y con el grito agarró a su madre del brazo y se la llevó por donde habían venido. Se quedaron quietas a veinte metros.
Visto que mi inmovilidad en las sombras hacía más mal que bien, decidí volver al sendero. Pero después de que pasase el corredor, no sea que también lo asustase.
Un poco cutre el susto. Para mí que la niña ya no quería pasear más lejos.
Al minuto me quise ir y me puse en pie, pero justo llegaba una niña con su madre y preferí esperar a que me adelantasen para que no anduvieran cinco minutos hablando detrás de mí. Por coincidencia, la niña se detuvo justo delante. Si yo salía de los arbustos en ese momento, la asustaría, así que seguí de pie, inmóvil. Pero la niña me vio y soltó una frase digna de telefilme mal escrito:
—¡Ah, qué susto! —y para no asustarla más, me quedé quieto, pero a los dos segundos la niña se puso frenética—. ¡Aaaaaaaah!
Y con el grito agarró a su madre del brazo y se la llevó por donde habían venido. Se quedaron quietas a veinte metros.
Visto que mi inmovilidad en las sombras hacía más mal que bien, decidí volver al sendero. Pero después de que pasase el corredor, no sea que también lo asustase.
Un poco cutre el susto. Para mí que la niña ya no quería pasear más lejos.
Towards Pleasure (René Magritte, 1950) |
jueves, 18 de julio de 2019
[Microrrelato] Amenaza culinaria
¡Rocío, ve comiendo la pechuga, que voy!
miércoles, 17 de julio de 2019
Inicio descartado de relato sin sustancia
En su búsqueda por obtener una veneración mayor por parte de los helenos, el panteón griego se desgajó de sus peores pecados y los arrojó lejos, a las tierras próximas al monte Etna.
Bajo otro nombre, las sombras de los dioses helenos forjaron una nueva historia.
El germen desde el que se proyectó esa diferencia de calidad en el mal surgió de su mismo génesis. Allí donde el hijo del cielo, Cronos, engulló a sus hijos como una ballena las sardinas, el latino Saturno los hizo trizas en sus fauces. Mordisqueó sus carnes con el temor de poderes futuros; aferrado a la gloria muerta sobre la que se aposentaba.
Bajo otro nombre, las sombras de los dioses helenos forjaron una nueva historia.
El germen desde el que se proyectó esa diferencia de calidad en el mal surgió de su mismo génesis. Allí donde el hijo del cielo, Cronos, engulló a sus hijos como una ballena las sardinas, el latino Saturno los hizo trizas en sus fauces. Mordisqueó sus carnes con el temor de poderes futuros; aferrado a la gloria muerta sobre la que se aposentaba.
Saturno devorando a su hijo (Goya) |
martes, 16 de julio de 2019
Propuesta para las bibliotecas públicas
Ya sé que existen los termos, pero ¿saben qué hace falta en las bibliotecas públicas?
Unas mesitas en el vestíbulo para tomarse el café de máquina mientras estudias.
Al menos en la mayoría de las bibliotecas de Madrid, aunque tengan las máquinas de vending dentro, tienes que tomarte el café fuera.
Es lógico.
Es comprensible.
Sin embargo, hace poco acompañé a mi familia a un concesionario y tenían mesitas al lado de la máquina de café. No exagero: ahí pude escribir del tirón más de lo que acostumbro en las bibliotecas durante un día entero.
Solamente necesito tener el vaso encima de la mesa y poder dosificármelo a lo largo de un buen rato, en lugar de encasquetármelo de un par de tragos por miedo a que no me muevan las cosas mientras estoy fuera.
No quiero irme al bar, ahí ponen radiofórmula de fondo. Quiero escribir en la biblio con el vasito al lado.
Unas mesitas en el vestíbulo para tomarse el café de máquina mientras estudias.
Al menos en la mayoría de las bibliotecas de Madrid, aunque tengan las máquinas de vending dentro, tienes que tomarte el café fuera.
Es lógico.
Es comprensible.
Sin embargo, hace poco acompañé a mi familia a un concesionario y tenían mesitas al lado de la máquina de café. No exagero: ahí pude escribir del tirón más de lo que acostumbro en las bibliotecas durante un día entero.
Solamente necesito tener el vaso encima de la mesa y poder dosificármelo a lo largo de un buen rato, en lugar de encasquetármelo de un par de tragos por miedo a que no me muevan las cosas mientras estoy fuera.
No quiero irme al bar, ahí ponen radiofórmula de fondo. Quiero escribir en la biblio con el vasito al lado.
lunes, 15 de julio de 2019
Ser niño...
Ser niño es la inocencia, el asombro y la curiosidad.
Pero también es reírse de Louis Armstrong moribundo.
domingo, 14 de julio de 2019
Creo que las historias eróticas se estructuran así
1. Párrafo de declaración de intenciones.
2. Introducción de protagonista o detonador del conflicto. Ejemplos:
3. Enmedio pasa algo gradual para meter tensión a la par que se propicia la escena coyuntural.
4. Escena erótica que dure por lo menos un cuarto de la duración global de la historia.
5. Párrafo para rematar o epílogo, donde todo en la vida del personaje central esté mejor gracias a haber chingado.
2. Introducción de protagonista o detonador del conflicto. Ejemplos:
- Joven inocente que llega a la universidad.
- Cincuentañera insatisfecha con su matrimonio.
- Monja novicia que entra a un convento donde hacen cosas raras.
- Un Highlander o incluso más de uno (apuesta segura).
- Androide cachondo del futuro.
- Extraterrestre salido (quizá también del futuro).
- Deportistas que tardan demasiado en ducharse.
3. Enmedio pasa algo gradual para meter tensión a la par que se propicia la escena coyuntural.
4. Escena erótica que dure por lo menos un cuarto de la duración global de la historia.
5. Párrafo para rematar o epílogo, donde todo en la vida del personaje central esté mejor gracias a haber chingado.
sábado, 13 de julio de 2019
Lengua & Ehrrman, bufete de abogados
Lengua y Ehrrman se conocieron en la Facultad de Derecho. Siempre jugaban en los columpios.
Abrieron un bufete de abogados con la idea de defender al inocente y dejar sutilmente en evidencia al culpable después de haber cobrado, pero sus finanzas se vieron en compromiso en la segunda temporada.
Lengua se fue de la ídem en una noche de alcohol, con tal mala suerte que la cuñada de un mafioso se enteró. Toda la mafia empezó a acudir al bufete. Ehrrman no quería cerrar el negocio, pero tampoco quería ceder a la tentación del vil metal.
Finalmente cedió a la tentación de las ampulosas caderas de la cuñada del mafioso. De algún modo, de la noche a la mañana todos los colegas del cuñado le parecían gente noble que había tenido mala suerte. ¿Qué culpa tenían de ser unos auténticos luchadores?
Lengua se volvió a ir de la lengua delante del primo del comisario. Debido a la ausencia de Ehrrman, ahora en la cárcel, en la tercera temporada tuvo que entrar al bufete su hermano pequeño, que además tiene un perro muy gracioso que a veces lleva gafas de sol.
En realidad es una intromisión de la productora a espaldas del showrunner, que cree que está continuando la serie centándose en los dilemas morales y el alcoholismo de Lengua. Mientras tanto, el joven Ehrrman está resolviendo otros casos mucho más morbosos mientras habla con su perro. Por eso vino con un perro.
Aunque Lengua & Ehrrman, bufete de abogados renovó una cuarta temporada, el showrunner se retiró del proyecto al enterarse del percal. La productora aprovechó para matar a Lengua de un coma etílico. Casualmente y convenientemente, el perro del joven Ehrrman también se llamaba Lengua.
Abrieron un bufete de abogados con la idea de defender al inocente y dejar sutilmente en evidencia al culpable después de haber cobrado, pero sus finanzas se vieron en compromiso en la segunda temporada.
Lengua se fue de la ídem en una noche de alcohol, con tal mala suerte que la cuñada de un mafioso se enteró. Toda la mafia empezó a acudir al bufete. Ehrrman no quería cerrar el negocio, pero tampoco quería ceder a la tentación del vil metal.
Finalmente cedió a la tentación de las ampulosas caderas de la cuñada del mafioso. De algún modo, de la noche a la mañana todos los colegas del cuñado le parecían gente noble que había tenido mala suerte. ¿Qué culpa tenían de ser unos auténticos luchadores?
Lengua se volvió a ir de la lengua delante del primo del comisario. Debido a la ausencia de Ehrrman, ahora en la cárcel, en la tercera temporada tuvo que entrar al bufete su hermano pequeño, que además tiene un perro muy gracioso que a veces lleva gafas de sol.
En realidad es una intromisión de la productora a espaldas del showrunner, que cree que está continuando la serie centándose en los dilemas morales y el alcoholismo de Lengua. Mientras tanto, el joven Ehrrman está resolviendo otros casos mucho más morbosos mientras habla con su perro. Por eso vino con un perro.
Aunque Lengua & Ehrrman, bufete de abogados renovó una cuarta temporada, el showrunner se retiró del proyecto al enterarse del percal. La productora aprovechó para matar a Lengua de un coma etílico. Casualmente y convenientemente, el perro del joven Ehrrman también se llamaba Lengua.
Escultura del Danés Jens Galschiot |
viernes, 12 de julio de 2019
[Microrrelato] El desafío de Plumilla
Plumilla se propuso contar el relato de unos árboles limitándose a usar como ideogramas los signos de interrogación y exclamación.
De su valor literario, mejor no hablemos. ¡Pero le salió emocionantísimo!
Este micro está basado en un sueño. Vi cómo el personaje escritor trazaba en su cuaderno de líneas horizontales una serie de signos como si realmente estuviese dibujando los árboles que acompañan al paseante a lo largo de un sendero.
De su valor literario, mejor no hablemos. ¡Pero le salió emocionantísimo!
Este micro está basado en un sueño. Vi cómo el personaje escritor trazaba en su cuaderno de líneas horizontales una serie de signos como si realmente estuviese dibujando los árboles que acompañan al paseante a lo largo de un sendero.
jueves, 11 de julio de 2019
Sueño: un avión derrapa
Últimamente paso por delante de una salida de camiones de la construcción. Suelen embadurnar la carretera con arena del solar, y hasta varias horas después de que se hayan ido, sigue levantándose polvo.
De esto se nutrió mi cerebro para elaborar este sueño.
A lo lejos, los montes de siempre, pero con un valle muchísimo más profundo entre ellos y yo.
Un avión vuela bajo. Su piloto, en lugar de descender al aeropuerto en el último momento, prefiere ir bajando gradual para dejar el ángulo fijado y olvidarse del tema. Incidentalmente, sobre una de las cabezas más llanas del conjunto de cerros, hay un tipo muy antipático que siempre anda incordiando a todos.
En un principio, el avión volaba tan bajo porque sí. Pero en cuanto el piloto ve a este tipo tan desagradable, decide pegar un derrape con el lomo del avión y aplastarlo, arañando casi medio kilómetro de monte público para asegurarse.
A continuación, el avión siguió en picado por el profundo valle y retomó altura en un giro brusco, pasando cerca de los tejados de decenas de bloques de viviendas.
miércoles, 10 de julio de 2019
JUEGO: Relato que incluya las palabras con Z...
Desafío: que cada persona del grupo aporte una palabra que empiece por una letra elegida previamente, hasta que alguien se equivoque o se considere prudente. Luego escribir un relato en cinco minutos que incluya todas las palabras.
ZAPATOS ZARIGÜEYAS ZÍNGAROS ZORRA ZARANDAJAS ZOQUETE ZERO ZUECO ZAMORA ZACARÍAS ZUMALACÁRREGUI ZUMBADA ZAFIO ZAFIRO ZUGARRAMURDI ZORZALES ZURDO ZUMO ZARPA ZAPATIESTA ZUMBANDO ZURCIDAS ZARZAL ZOROASTRO
La fiesta que Zacarías dio en Zamora dio que hablar. Dudamos si hacerla en otro lugar, pero en Zumalacárregui no nos querían y en Zugarramurdi nos daban miedo las brujas.
Nos hicimos amigos de unos zíngaros y zumbando montamos una zapatiesta.
Esa gente había traído unas zarigüeyas y, ¡por amor de Zoroastro!, que eran un tremendo bicho zafio. Mientras andábamos distraídos tomando nuestro zumo y mirando los zorzales, esas bestias de zarpa larga nos robaron los zapatos sin más zarandajas. Me sentí un zoquete.
—¡Zorra! —le dije a una, que se llevaba a rastras la Coca Zero. No pude ni darle un triste pescozón zurdo.
¡Las bragas zurcidas en manos de una bestia zumbada! Mientras huyen más allá del zarzal, extraño mi zafiro.
Nos dejaron sólo un zueco.
ZAPATOS ZARIGÜEYAS ZÍNGAROS ZORRA ZARANDAJAS ZOQUETE ZERO ZUECO ZAMORA ZACARÍAS ZUMALACÁRREGUI ZUMBADA ZAFIO ZAFIRO ZUGARRAMURDI ZORZALES ZURDO ZUMO ZARPA ZAPATIESTA ZUMBANDO ZURCIDAS ZARZAL ZOROASTRO
La fiesta
La fiesta que Zacarías dio en Zamora dio que hablar. Dudamos si hacerla en otro lugar, pero en Zumalacárregui no nos querían y en Zugarramurdi nos daban miedo las brujas.
Nos hicimos amigos de unos zíngaros y zumbando montamos una zapatiesta.
Esa gente había traído unas zarigüeyas y, ¡por amor de Zoroastro!, que eran un tremendo bicho zafio. Mientras andábamos distraídos tomando nuestro zumo y mirando los zorzales, esas bestias de zarpa larga nos robaron los zapatos sin más zarandajas. Me sentí un zoquete.
—¡Zorra! —le dije a una, que se llevaba a rastras la Coca Zero. No pude ni darle un triste pescozón zurdo.
¡Las bragas zurcidas en manos de una bestia zumbada! Mientras huyen más allá del zarzal, extraño mi zafiro.
Nos dejaron sólo un zueco.
martes, 9 de julio de 2019
JUEGO: Relato que incluya las palabras con M...
Desafío: que cada persona del grupo aporte una palabra que empiece
por una letra elegida previamente, hasta que alguien se equivoque o se
considere prudente. Luego escribir un relato en cinco minutos que
incluya todas las palabras.
MANISES MANO MILEURISTA MELOCOTONES MANUEL MORCILLA MONTARAZ MIEL MONTERO MISTERIO MONEDAS MANZANAS MINDUNDI MALA MELOSA MILLONES MOTOS MURCIÉLAGOS MUGRE MESA MARACAIBO MEMORIA MUERTOS MANTIS MI
Manuel Montero, el montaraz mileurista, no era un mindundi. Vendió sus motos y se fue de Manises a Maracaibo. ¿Fue por su mala memoria de los mandatos de los muertos? ¿Acaso por amor a comer melocotones sin mugre en la mesa? Su cuñada, la melosa, me dijo que era un misterio.
Pero al año volvió con una caja tan grande como una casa. Los millones le cundieron. Las monedas se le caían de los bolsillos. ¡Fanfarrón! De la caja salieron manzanas, miel, mantis y unos murciélagos que vivían en el techo.
Le di la mano y me dijo:
—¡Mi reino por una morcilla!
MANISES MANO MILEURISTA MELOCOTONES MANUEL MORCILLA MONTARAZ MIEL MONTERO MISTERIO MONEDAS MANZANAS MINDUNDI MALA MELOSA MILLONES MOTOS MURCIÉLAGOS MUGRE MESA MARACAIBO MEMORIA MUERTOS MANTIS MI
La caza
Manuel Montero, el montaraz mileurista, no era un mindundi. Vendió sus motos y se fue de Manises a Maracaibo. ¿Fue por su mala memoria de los mandatos de los muertos? ¿Acaso por amor a comer melocotones sin mugre en la mesa? Su cuñada, la melosa, me dijo que era un misterio.
Pero al año volvió con una caja tan grande como una casa. Los millones le cundieron. Las monedas se le caían de los bolsillos. ¡Fanfarrón! De la caja salieron manzanas, miel, mantis y unos murciélagos que vivían en el techo.
Le di la mano y me dijo:
—¡Mi reino por una morcilla!
lunes, 8 de julio de 2019
JUEGO: Relato que incluya las palabras con L...
Desafío: que cada persona del grupo aporte una palabra que empiece
por una letra elegida previamente, hasta que alguien se equivoque o se
considere prudente. Luego escribir un relato en cinco minutos que
incluya todas las palabras.
LECHUGAS LADRONES LÁMPARAS LÁZARO LECHE LECHUZAS LANZAS LORZAS LENGUAS LIMO LOAS LASCIVOS LIMONES LIMITACIÓN LATAS LISO LIMBOS LENGUARACES LOBOS
Como una cuadrilla de ladrones al amparo de la noche, Lázaro y yo emprendimos el viaje al Bosque de las Lanzas, llamado así por las malas lenguas que hablaban de lascivos lobos. Aquello parecía un limbo de arbustos, pero por suerte no había latas y el terreno estaba liso. Ninguna limitación a la vista.
A mitad de camino, bebimos agua de limones a la luz de nuestras lámparas, pues la leche la habíamos tenido que ceder a los vecinos lenguaraces. ¡Loas a aquellos que saben, y a los que nos guían más allá del limo!
Con nuestras lorzas ya asomándose por encima del pantalón, llegamos a los árboles. Resulta que no eran árboles con lechugas. Eran árboles con lechuzas.
LECHUGAS LADRONES LÁMPARAS LÁZARO LECHE LECHUZAS LANZAS LORZAS LENGUAS LIMO LOAS LASCIVOS LIMONES LIMITACIÓN LATAS LISO LIMBOS LENGUARACES LOBOS
El viaje
Como una cuadrilla de ladrones al amparo de la noche, Lázaro y yo emprendimos el viaje al Bosque de las Lanzas, llamado así por las malas lenguas que hablaban de lascivos lobos. Aquello parecía un limbo de arbustos, pero por suerte no había latas y el terreno estaba liso. Ninguna limitación a la vista.
A mitad de camino, bebimos agua de limones a la luz de nuestras lámparas, pues la leche la habíamos tenido que ceder a los vecinos lenguaraces. ¡Loas a aquellos que saben, y a los que nos guían más allá del limo!
Con nuestras lorzas ya asomándose por encima del pantalón, llegamos a los árboles. Resulta que no eran árboles con lechugas. Eran árboles con lechuzas.
domingo, 7 de julio de 2019
[Microrrelato] De paseo por El Prado
No, enano, por ahí no vamos a entrar. Que por ahí están todas las desvergonzadas de Rubens. Vamos a lo de Goya, que no es tan violento.
sábado, 6 de julio de 2019
Poema: "Nos vemos allá arriba"
Un señor con bigote
(que adora a Gotlieb).
Un muerto que, reciclado,
recicla a su vez.
Una faz de caballo
por la que respira el mundo.
Este vino está muy bueno;
no es verdad; fui yo;
¿te casas conmigo?
Yo me ocupo de todo.
Yo me ocupo de todo.
Vida por vida se paga, escondido bajo techo.
La gallina de los huevos de oro
de la vecina igual de muerta
es su voz.
Dice que no habrá estatua, que sólo se firmará.
Dice que ya estás preso.
Dice que jajaja.
(Suspiro) El receptor ya no oye.
¿En África hay papel maché?
viernes, 5 de julio de 2019
[Microrrelato] La vaca morada
Mientras le ponía hielo en su ojo morado, la Señá Justa lloraba su suerte. ¡Tener una vaca morada! El vecino había desistido de robársela, pero ahora la golpeaba de noche. ¡Pobre Lila! Acarició su pelaje purpúreo y comenzó a ordeñar chocolate.
jueves, 4 de julio de 2019
Microrrelatos que empiezan por «El último día de vacaciones»
FORTUNA ENCARNADA
El último día de vacaciones coincidió con el último soplo del viento del norte. Mi tío, el del bigote, estaba mirando el Ebro desde el puente, cuando supimos que usaba peluquín. La mata de pelo se despegó con saña, y quedó conectada a su cráneo por una guedeja testaruda que se negaba a volar. Finalmente, cayó al río.
Nos fuimos todos a comprar lotería para frotarla contra aquella calva. La última guedeja era de verdad.
VUELTA A CLASE
El último día de vacaciones me acordé de la cartulina.
VERANO (NO VER A)
El último día de vacaciones fue el más divertido. Mis amigos por fin volvieron de sus vacaciones.
LA VIDA A EMPUJONES
El último día de vacaciones no podía dormir. Apenas descansé un par de horas por los nervios. El sol me pegó en la cara cuando Fredo me vino a buscar. Quise despedirme de la valla del patio, pero el alguacil me empujó. Vuelta de nuevo al trabajo. Qué perra vida la del crimen.
DUENDE VACACIONAL
El último día de vacaciones no es el más divertido, pero es cuando sé qué quiero hacer en las siguientes.
No podría rendir en mi empleo si siguiera pensando en ello; así que inmovilizo al duendecillo que me habla de vacaciones y lo meto en una caja fuerte que entierro en el desierto. Desde aquí lo oigo arañar el metal, pero puedo trabajar.
Al verano siguiente, las dunas del desierto han cambiado. Ya no sé qué quería.
El último día de vacaciones, aunque el duende me traiga ideas, sé que volverá furioso.
miércoles, 3 de julio de 2019
[Microrrelatos] Vándalos Brothers
El padre de los vándalos llevaba a sus hijos a los pueblos que aún no habían contratado su servicio de seguridad.
martes, 2 de julio de 2019
Cuento del viejo chino (o del chino viejo)
[Con música de David el gnomo.]
Soy un viejo,
el más chinesco del lugar.
Según todos, soy Miguel,
mas yo soy Ming Fan.
Soy un viejo,
y aquí en España soy feliz,
porque puedo criticar
a Laung Meng Chang Nin.
[Entra un rap a todo flow]
Evitando a adolescentes, a los latin y a los ñetas,
sin sombrero, sandunguero, voy renqueando de aquí para allá.
Ten cuidado no me espíes si me ves hacer croquetas,
te dejaré en muletas
si grabas la verdad.
Soy
el que deja encendida la luz,
y tú no.
¡Y siempre estoy de buen humor!
lunes, 1 de julio de 2019
[Microrrelato] Niña ojerosa
—¡Cariño! ¿Te acuerdas de que te daba mucha pena no poder palpar la cara de nuestra nieta porque vivimos lejos? Pues toma, aquí tienes su cabeza.
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