miércoles, 24 de febrero de 2016

Dragon Ball Super (Reseña: capítulos del 1 al 8)

Reseñas originalmente publicadas en SoyFanático.cl 
entre el 8 de julio y el 29 de septiembre de 2015.


Dos décadas sin Dragon Ball en televisión. El pasado domingo 4 de julio Fuji TV emitió por fin el primer capítulo de Dragon Ball Super. Sigo prefiriendo el manga.

El opening no está nada mal, pero la canción no puede compararse a las de Hironobu Kageyama, la de Dragon Soul, o incluso los endings de GT. Además, en una rueda de prensa dijo el cantante (el de Yellow Monkey) que iba a dejar para la posteridad un tema que cantarían los niños de camino a la escuela. Bueno, creo que eso de posteridad es excesivo. Lo siento, Mono Amarillo, pero Full Metal Alchemist se llevó el relevo de los temazos. Chouzetsu Dynamic! es una canción buena, te va creciendo por dentro, pero si se la pones a cualquier otra serie no verías la diferencia. Propongo que hagamos experimentos, como mezclarla con algún opening de Kochikame, o de alguna serie de sentimientos y anécdotas cotidianas. Luego ves los openings alternativos que hacían en Japón para la serie americana de X-Men y te preguntas qué hace Toei con el presupuesto.

Capítulo  1

Después de una introducción con la muerte de Bu (animación antigua), vemos algo que marca un antes y un después en la vida de Son Goku: ¡está trabajando! Esto es algo a lo que jamás podremos acostumbrarnos. Seguiremos viendo la serie de nuevo y nos seguiremos asombrando de ver a Goku en el tractor.
Pero para que no nos dé un infarto de la impresión, enseguida llega el pequeño Goten a relevarle en las labores agrícolas. Mientras, su padre come, hace que su pelo se ponga rubio y de punta, y se pone a jugar a las peleas. Cuánto daño hizo el techno en los noventa.
Goten se distrae y se cae con el tractor por un barranco. Goku le salva (para que los niños vean que sabe volar), pero a continuación le dice:
—Goten, conduce con cuidado o no voy a ser capaz de concentrarme en mi entrenamiento.
A ver... Goku. En el momento en el que mandas a tu hijo menor de edad que continúe TU trabajo con el tractor, has perdido el derecho a exigir. ¡De hecho, eso se llama explotación infantil! Si no te gusta trabajar, terrateniente desagradecido, vete con Ten Shin Han al desierto. Eso, si no desapareces como Lunch.
"Hoy no me salvaré volando, que es domingo."
Mientras, en el planeta Master Chef, los hombres jabalí sirven un banquete a Bills, el dios de la destrucción que conocimos en la película de La Batalla de los Dioses. Si no la has visto, no importa, aquí te vuelven a contar todo otra vez. Esto sí que es fomentar que la gente vaya a los cines.
Uno de los entrantes satisface al dios, pero aunque la proporción de sal sea perfecta, es un plato demasiado grasiento, por lo que destruye al instante la mitad exacta del planeta. Deduzco que la otra mitad de los hombres jabalí morirá también debido a los desequilibrios térmicos y electromagnéticos del eje rotacional, pero al diablo con ellos, lo importante de la escena es demostrar que Bills es muy poderoso.
Se continúan las presentaciones, unas más divertidas que otras.
Mr. Satán recibe un premio internacional como defensor de la paz planetaria, pero sigue concediéndole todos sus caprichos al goloso Majin Bu.
Gohan se va a casar con Videl, pero no tiene ni para comprarle un helado. Desde una azotea, Piccolo le mira mal. ¿Le habrá entrado amnesia y sólo recuerda su vida hasta aquel año en que le entrenaba para la llegada de Vegeta y Nappa? Yo estoy con Gohan: si has vencido a Cell y además tu novia es la hija del multimillonario que dijo haber derrotado a Cell, no hay nada de malo en que ella pague el pan.
"¡Marica!"
La parte de "acción" viene por una subtrama en la que Goten y Trunks buscan un regalo de bodas para Videl. Primero buscan un anillo con resultados hilarantes: asustan a un tipo y se le cae el peluquín. Sí, ese tipo de humor.
Luego llega el momento Mitsudomoe, en el que un tipo entra en éxtasis al acariciar las mejillas de su novia.
Si es en la cara, no hace falta censura.
Los niños toman nota y se van a una tienda de cosméticos. Pero allí escuchan a un viejo quejarse de que es todo muy caro y que en su pueblo hay unas aguas termales que te dejan una piel perfecta. Obviemos el hecho de que este señor está en esa tienda sólo para que los niños sepan dónde buscar el regalo. Obviemos la pelea con una serpiente gigante que dura demasiado para la fuerza actual de estos saiyajins híbridos. Vayamos directamente a la escena en la que Videl recibe el regalo: un tarro lleno de agua.
—Oh, ¿es sólo agua?
Sí, Videl. Te están diciendo que te laves la cara más a menudo.
A continuación, humilde y agradecida por el detalle, se humedece las mejillas con el agua de la charca. Recuerdo que Videl era una chica con carácter, y ahora se ha convertido en una nadeshiko. Sólo le falta ir sirviendo té con pausas de diez segundos. ¿Será por el reloj biológico? ¿Será que Pan ya está absorbiendo su machorronería desde dentro?
Anda, vete a tocar el shamisen.
Entonces vemos de nuevo a Goku y a Goten mirando el atardecer. Resulta que estas escenas eran algo que Goten estaba contando. No había visto tal arquitectura narrativa desde Cómo conocí a vuestra madre.
Mr. Satán llega en su coche de lujo (en el manga es volador) e insiste en que la familia de Goku se quede en secreto con el premio de antes, cien millones de zenis. Así Goku podrá irse a entrenar con el señor Kaio.
Tratan de plantearnos la situación como un regalo simpático; pero más allá de lo que nos muestran, la vida de Mr. Satán debe de ser miserable. Años aparentando ser el salvador del mundo; que tu hija se haya unido a la familia de los verdaderos salvadores; que Bu parasite en tu casa y aún tengas miedo de que te convierta en caramelo. En el fondo, es triste. Como también es triste la situación de Mutenroshi a poco que analices su aparición en este episodio: Goku ha dejado los cien millones a su familia y se acaba de marchar al planeta de Kaio. Entonces aparece el Duende Tortuga, que entra en la casa como loco:
—¡Goku! ¿Es cierto que conseguiste cien millones de zenis? ¡Vamos a comprar porno en DVD!
Bien... Dejando aparte el hecho de que en un mundo con dinosaurios y un Rey Perro exista el DVD, Goku no ha podido contárselo a nadie. De modo que sólo se me ocurren dos opciones para explicar cómo se ha enterado Mutenroshi.
Una de ellas es que este maestro sea, sin él mismo saberlo, una especie de dios menor de la Tierra. Y así como Kami-sama veía todo desde su templo y el gato Karin desde su torre, Mutenroshi sería capaz de detectar todo lo relacionado con dinero y mujerzuelas.
Durante estos treinta años, ¿los zenis eran así?
La otra razón sería que Goten y Trunks encontraron sin querer el Lago de la Vida Eterna, y Mr. Satán deseó comprar los derechos para su explotación. O que ese lago sea de metanfetamina líquida, por lo que Goten y Trunks serían los protagonistas de "Breaking Ball".
Sea como sea, es muy triste.
Creo que en el manga van a seguir esa subtrama, no hay más que ver cómo ahí no es un maletín respetable sino una bolsa de viaje. ¡Quieren blanquearlo!
El capítulo finaliza con la típica mirada preocupada que ponen siempre los Kaioshin en todos los cómics aficionados de deviantart.
***
Mi impresión general es que la música es ratonera, se echa en falta al grandísimo Shunsuke Kikuchi (compositor también de Doraemon, los Kamen Rider de la Era Showa...), pero el conjunto mantiene un encanto muy parecido al de Dragon Ball Z. Si bien yo siempre he preferido el manga con mucho, y en este caso tampoco ha sido una excepción.
Hace una semana se filtró el inicio del manga: es conciso, directo, y aunque ya no esté dibujado por Toriyama, conserva aquella fluidez. La historia se presenta sin tanto relleno, como si esta vez el anime fuera el producto derivado en lugar de al revés.
Una diferencia entre el anime y su manga es que en el manga, Bills destruye por completo un planeta de hombres hormiga (o saltamontes, o langostas) que le intentan envenenar. Pero el nombre de uno de los platos le deja pensando un momento.
Asociaciones mentales. Por eso yo siempre voy con mi novia a un restaurante en el que el postre se llama «pagatú».
La raza de los saiya (jin es sólo el sufijo gentilicio) viene de yasai, verduras (por eso Vegeta se llama así). Y la Sopa Yasai Jinkot le recuerda a alguien que vio en sueños: el Super Saiyajin God. Me pregunto si en caso de que le hubieran dado chiles picantes se hubiera acordado de la final de la Copa América.
En el primer capítulo del anime esto todavía no ha sucedido. Se ha hecho un amago de lo que puede suceder después de la blasfemia de los hombres jabalí al cocinar con tanto aceite. Quizá lo veamos la semana próxima.


En todo caso, desde aquí envío un aplauso al equipo de artistas del manga, porque son los que de verdad continúan manteniendo la bandera de Dragon Ball muy en lo alto.

En el próximo episodio: ¡Vegeta de viaje familiar! ¡Yujuuu...!


Capítulo 2

Goku se va al planeta del señor Kaio y no queda en la Tierra nada más interesante que contar. ¡Rápido! ¿Tenemos algún otro personaje importante? Ah, sí... Nos olvidamos de él en el primer capítulo.
Vegeta acompaña a su familia de vacaciones de verano. Todo esto con una cara malhumorada que dan ganas de decirle que se vaya. Estaríamos hablando de la peor secuencia en lo que vamos de serie, ya que a la muerte de Bu vimos cómo Vegeta se volvía más humilde, y aquí vuelve a ser el mismo vigoréxico falto de cafeína de siempre. No hay forma de que veamos una evolución constante en el personaje: dos pasos adelante, uno atrás.
Como decía, es una secuencia sosa, si no fuese por un flashback: Vegeta prometiéndole a Trunks que si lograba darle un golpe durante el entrenamiento, le llevaría a un parque de atracciones. ¡Una escena fundamentada en otra de DBZ que además también aparecía en el manga! Pero todo se desbarata en cuanto Trunks dice que ya no le importa lo del parque, que es más divertido ir de compras y de restaurantes.
¡Un centro comercial! ¡Diversióoonnnnnn! ¬¬
No, Toei. No. Si nos sacas el flashback de la promesa, sácanos un buen parque de atracciones con sus montañas rusas y sus casas de la bruja. Quiero ver a Vegeta en un tiovivo de poneys, ahí sí estaría justificada esa cara de enfado. No nos hagas una adaptación animada del parque del Lago Rindo, porque ese ya lo tenemos muy visto del tokusatsu.
Y de todos modos, no llega a cumplir su promesa. En cuanto le ponen demasiado nervioso un par de codazos entre el público de un concierto, arroja a decenas de personas lejos y se marcha enfurruñado.
Nostalgia de ser príncipe. O Asperger.
Entonces Trunks le grita a su padre:
—¡Me lo he pasado muy bien! ¡Graciaaas!
Lo primero que pensé es que Vegeta no había terminado de cumplir su promesa. Sería absurdo: ¿gastar diez minutos en un tipo enojado para que al final se vaya? ¡Esta secuencia no tiene sentido! Pero no me gusta pensar que la nueva serie canónica de Dragon Ball tiene fallos, de modo que voy a explicar por qué esta escena sí es importante. Veamos. En ese momento, Vegeta podría estar entrenando, pero decide seguir a su mujer y a su hijo a un resort. Cuando se marcha sin avisar (y posiblemente hiriendo a varias personas), Trunks le da las gracias por haber pasado el día con él.
Bien, es obvio: Toei quiere aleccionar a los niños para que respeten y compartan su tiempo con otros niños con deficiencias psíquicas. Porque hace falta tener un considerable retraso mental para dar las gracias por un padre así.

La otra mitad del capítulo la ocupa Bills. Whis va a buscarle la preciada carne de dinosaurio a un planeta con guerreros trogloditas. Después de una pelea breve pero bastante divertida, Bills se impacienta y destruye el planeta. Es mirando el espectáculo de fuego espacial cuando recuerda por fin algo más de su sueño: el hombre de la premonición era el llamado Super Saiyajin God.
Por lo que parece por el avance, los próximos capítulos van a enlazar con lo que se narró en La Batalla de los Dioses. El segundo capítulo del manga ya va por la visita de Bills al planeta del señor Kaio. ¿Es el manga apresurado o este anime se entretiene demasiado en mostrar la paz?



Por último, hablemos del ending. Digamos que está bien. Pero le pasa lo que al opening: es extrapolable a cualquier anime. De hecho, la parte final me recuerda al primer ending de Bobobo. Sin embargo, hay un breve momento que llena de nostalgia al ver la silueta de Goku sobre un fondo que va representando sus aventuras primerizas. Esa parte es la mejor de todas. Sin embargo, esa emoción queda atenuada porque hace meses ya había visto algo muy parecido en un homenaje aficionado que se publicó en YouTube. No sabría decir cuál tiene más calidad, si el de unos fanáticos o el del que se supone que es su estudio de animación oficial.

Capítulo 3

Bills pregunta al Pez Oráculo cómo encontrar al Super Saiyajin Dios. Whis prepara el almuerzo y se van a por Goku.
¡Listo! ¡Ya no es necesario que veas el episodio! Sin exagerar, esto es lo único interesante que sucede en todo el capítulo. Voy a empezar a dosificar mucho más estas reseñas, porque a este paso nos va a ser más sencillo publicar tweets.
SoyFanático te ahorra tiempo de TV para comer más.
Bueno, quizá sí exagere. Se cuentan varias revelaciones. La más importante para mí es la que menos aporta a la trama: en una de las escenas de los Kaioshin, el anciano dice que fue Bills quien le encerró en la Espada Z. En el momento en que lo dijo, esta serie perdió toda credibilidad para mí. Sentí algo parecido a cuando Tom y Jerry se pusieron a cantar y bailar en aquella película de la huerfanita. Como lo que sintieron muchos en la revelación de los midiclorianos. Vergüenza ajena.
En su país, esta serie está siendo considerada por sus propietarios una más del montón. Da tristeza pensar en los actores pronunciando estas frases de reconveniencia, que sólo dilapidan el legado de Dragon Ball. ¿Ellos se darán cuenta? ¿Verán que están asaltando las tumbas de personajes amados y deshonrando sus cadáveres?
Lo único que me da ilusión es ver que, aunque en Dragon Ball Super hayan cambiado la ubicación de la fiesta de Bulma (un barco), no han cambiado el que Pilaf y sus esbirros se hagan niños (como en La Batalla de los Dioses). Esto me parece la mejor vuelta de tuerca de esta etapa. Recordemos que en la fallida Dragon Ball GT, el rejuvenecido era Goku; cosa absurda, ya que siempre fue lo suficientemente fuerte como para enfrentarse con ellos y sus mechas. Pero volviéndose niños ellos, tienen una nueva oportunidad. Y de paso, borramos de un plumazo GT.
Me sorprende que después de que Piccolo Daimaô pidiera el deseo de recuperar su juventud, Pilaf no lo intentase también. ¿O acaso sí lo intentó? Me imagino que quizá durante los siguientes años —mientras Goku crecía, llegaba Vegeta, Cell—, siguió buscando las esferas del dragón, sólo para encontrarse de nuevo con que ya se las había llevado Goku; o incluso Krilín en solitario, con el radar.
A decir verdad, las intenciones de Pilaf en este punto no están muy claras. Si murió durante el exterminio de Majin Bu, debió ser resucitado entre las personas de buen corazón (al igual de Vegeta). ¿Significaría esto que Pilaf no es más malo que cualquier niñato caprichoso, o que ni siquiera estaba en la Tierra en ese momento?
Espero verlo dentro de dos semanas. Será la última oportunidad que brinde a esta serie.
Mientras, un scan del último Shônen Jump, que nos muestra en profundidad el barco donde se celebrará el cumpleaños de Bulma.


Capítulo 4

¡Y la serie arrancó! No sé si será por el regreso de mi añorado Pilaf o porque al fin lo vi bien traducido —Fujiwara no Fansub, los mejores a la hora de adaptar Dragon Ball—, pero este cuarto capítulo de DBS bien puede considerarse el verdadero comienzo de la trama.
La gafe banda de Pilaf ha naufragado en una isla desierta y tiene hambre perruna. En ese momento, en el crucero de Bulma, Trunks le muestra a Goten el primer premio del bingo: las siete esferas del dragón. Cuando el chico desactiva durante un instante el campo de fuerza de la cámara especial donde están ocultas, Pilaf las detecta en su radar (parece uno antiguo de Goku, ¿de dónde lo habrá sacado?). Están en el barco.
La sonrisa de un niño.
Tras un par de vicisitudes bufonescas donde casi mueren repetidas veces, llegan al cumpleaños de Bulma. Goten les ayuda a subir a proa con una escala, y a mí me queda la duda de por qué Pilaf no se asusta al verlo. ¡Es la viva imagen de Goku en su último encuentro! Pero supongo que por el hambre veían borroso y pensaron que los había ayudado Astroboy.
Una vez en el buffet, son felices y comen gambones. Sin embargo, muy lejos, en el planeta del Kaio del norte, Bills llega con ganas de pelea.
"¿Cómo? ¿Este episodio no ha sido malo?"
Hasta aquí el argumento. Bastante sencillo, pero en la línea de lo que solía ser Dragon Ball. En el apartado de animación hay un detalle que a muchas personas les ha molestado (hasta que vieron el 5): esos contornos gruesos. Han utilizado un estilo típico del manga cómico que Akira Toriyama jamás utilizó en su día.
Déjenme decirles que le hizo bien. Prefiero mil veces unos trazos con identidad propia, que juegan con los distintos grosores, antes que lo que hemos visto hasta ahora: unos linearts insípidos y sin fuerza que apenas sirven para separar los colores. No se parece al manga. Pero ¿debería parecerse a un manga de hace veinte años? ¡Esta serie de animación es original! Tienen derecho a experimentar.
Emplear trazos gruesos no es pereza. ¡Realza los pequeños detalles!
Hay sólo una cosa que puede lastrar el episodio: depende demasiado de La Batalla de los Dioses. Al igual que sucedió con la segunda adaptación de Full Metal Alchemist, suponen que ya has visto lo anterior y descartan un montón de información que a lo mejor necesita un neófito.
¡Señores de la Toei, yo no he visto la peli! ¿Por qué Pilaf, Shu y Mai son niños? ¿Se lo pidieron al dragón? ¿Cuándo? Porque si DBS se sitúa medio año después de borrar de la humanidad el mal recuerdo de Bu, debió ser antes, o a Bulma no le hubiera dado tiempo de reunirlas otra vez. ¿Cuánto tiempo llevan Pilaf y sus secuaces siendo niños?
"Cuando Cell mató a Goku, sentí que había desperdiciado mi vida..."
Hagamos un cálculo aproximado. Un año antes, el dragón resucitó a las víctimas de Bu (las de buen corazón). A no ser que sean como los malos de Kanpai Senshi After V y tengan buen corazón, la banda de Pilaf no se encontraba en la Tierra en ese período. No parece imposible, en un principio Toriyama pensaba hacer a Pilaf pariente de aquellos marcianos de Dr. Slump. No obstante, mientras sigan sin explicarlo, la teoría más orgánica y razonable es que Pilaf y los suyos son unos villanos tan penosos, tan malos siendo malos... que al igual que con Gollum, vale más dejarlos vivos.
En el próximo capítulo, el horror.



Capítulo 5

Capítulo 5 de Dragon Ball Super. Tristemente conocido por los fotogramas perezosos.
No era para tanto. En serio, tanto comentario sacaojos criticando la animación de este episodio obedecía más a egos de lujuria difamadora que a unos errores serios.
Ya hemos visto los fotogramas. Bien. Leamos con atención: fotogramas. Imágenes que aparecen en la pantalla durante apenas una fracción de segundo.



Todas las videorreseñas que han vilipendiado la animación de Toei han ralentizado el frame rate para mostrar esos fallos con más detenimiento. Pero en mi opinión, aunque la animación de esta batalla haya sido negligente, no merece tal sarna. El ritmo narrativo de la secuencia ha sido correcto. El tratamiento de personajes, bastante bueno para un shônen. Lo que ha sucedido es que hace veinte años no había equipos informáticos en las casas de los niños rata.
"¡Moooooooo!"
Todos podemos darle al botón de pausa.
Todos podemos invertir los colores de ese plano que está en negativo por una razón.
Todos podemos dedicar seis horas a trabajar en una ilustración superior a uno de estos fotogramas.
Pero no pensamos que este programa gratuito se sustenta sobre el sudor y las lágrimas de artesanos que no pueden dedicar más que un rato a cada frame porque la industria paga los mismos sueldos precarios de hace 50 años.
Esto ya pasó en Marvel. Veinte títulos mutantes y ninguno de la calidad de Claremont y Byrne. Se acabaron los tiempos en que podías decirle a tu gordi: "Tú. Yo. En mi sofá. Jack Kirby entintado por Joe Sinnott. Piénsalo".
No defiendo esta falta de cuidado, por otra parte subsanable para el mercado doméstico, que podríamos considerar la versión definitiva. Sin embargo, más que ampollas, ha levantado pataletas de niño chico.
"Ahorita no, joven."
¡Quéjense de que hayan lobotomizado la personalidad de Videl!
¡Quéjense de lo mal que actúa el narrador cuando hace de Kaio!
¡Quéjense de que estén repitiendo la trama de La Batalla de los Dioses!
¿Saben lo difícil que es elaborar animaciones fluidas? Fluidas. Vivas. Si estas secuencias han causado esta reacción, no quiero pensar cuántos se subirían al carro de ridiculizar las producciones D'Ocon, como Delfy, Basket Fever, Los Fruittis o Sylvan. Pero claro, eso no está de moda, ¿no?
Aclarada mi posición, podemos disfrutar de la reseña del capítulo en sí mismo.



Quizá porque no he visto La Batalla de los Dioses, el argumento me está pareciendo cada vez más emocionante. La pesadilla del universo se ha presentado en el planetoide de Kaio, y Goku no se puede ocultar a sus ojos.
Se nos presentan más facetas del carácter de Bills. No es el típico monstruo que es cruel por ser tonto. Es como un jefe mafioso que puede patearte a ti y a toda tu familia sin necesidad de escolta. Probablemente su comportamiento reposado es similar al que tendría Mutenroshi si hubiera perdido la virginidad hace un siglo o dos.
Lo interesante es que, como respuesta al saludo formal de Goku, el dios felino le da los buenos días y le tutea. Luego le pregunta si sabe algo sobre el Super Saiyajin God, y como nadie lo ha oído jamás, se dispone a marcharse a casa.
Pero la curiosidad de Goku es tan intensa, que le pide un pequeño tanteo para comprobar cuán fuerte puede ser. Dicen que la curiosidad mató al gato, pero no estaban hablando de Bills. Goku empieza a mostrar sus progresivos niveles de poder, hasta dejar el planeta para el desguace. El Dios de la Destrucción no sufre ni un rasguño. Lo único que provoca este encuentro es que la curiosidad pase a Bills, quien ahora desea comentarle el tema del Super Saiyajin God al Príncipe Vegeta. La Tierra corre peligro. Y el cumpleaños de Bulma también.



Un argumento sencillo, que no simplón. Un personaje ilustre llega a las afueras, y el hombre más humilde le enseña una lección. Puede que aquel sueño sí sea premonitorio.


Capítulo 6


Tanto decir del 5, ¡y el 6 empieza con un plano que me daría vergüenza dibujar!
¡Goku, hasta yo tengo el antebrazo derecho más fuerte!
Pero malos directores de animación aparte, el argumento del 6 es brillante. Vegeta quiere impedir que Bills se enfade en mitad de la fiesta de Bulma. Esto provoca una serie de situaciones incómodas para el destino de la Tierra y de toda la Vía Láctea. Como ya dije en una reseña anterior, Bills es como un jefe de la Yakuza que acabará con tu negocio a menos que lo trates bien. Para colmo, mientras permanece sereno, es el tipo más simpático del mundo (del universo). Podemos decir que el dios de la destrucción es más bien como el presidente de tu compañía el día en que le toca reducir plantilla. Esto acrecienta la frustración y el bloqueo emocional de Vegeta, ya que Bills no sólo sería como su jefe, ¡sino también como el de su padre! Ahora podemos comprender que a los 18 años no le importase renegar de la empresa de expropiaciones inmobiliarias de Freezer. Aún podía apañarse. Pero a los 40, con mujer e hijo, no es cuestión de enemistarse con el presidente, por mucho que haga preguntas comprometedoras.



Por muy divertida que sea esta sitcom, no puede prolongarse demasiado. Al final del capítulo 6, Bills colma su paciencia por culpa de lo glotón que es Bu. Debe ser la primera vez que Vegeta está cerca y no es el causante de que el antagonista se vuelva peligroso.

Capítulo 7

Todo el episodio se dedica a mostrar cómo todos los guerreros que siguen en activo se turnan para perder contra el dios felino. Se titula "¿Qué le has hecho a mi Bulma?", porque es lo que grita Vegeta justo antes del ending.
Resulta que Bills le había dado una bofetada a Bulma. En este caso sí vi un clip de cómo trataron esta parte en La batalla de los dioses, y la diferencia es de lo más curiosa. En la película, el tono es menos efectista, y por ello más visceral. Un bofetón ya es algo humillante como para además añadirle efectos de slow-motion. De hecho, puede quedar hasta ridículo.



Sólo faltó que después le dijera:


Capítulo 8

Finalmente, Vegeta se lanza a la yugular en una explosión de cólera comparable a aquella que apenas vislumbramos cuando Cell mató al Trunks del futuro. Incluso me recordó a la primera vez que Goku se convirtió en Super Saiyajin. Si le hubieran dado cinco minutos de ambiente poderoso, de veras que podrías jurar que era la primera vez que Vegeta conseguía alcanzar ese estado a través de su furia, y no a través de una rabieta por no ser el más fuerte.
Bills queda con él mucho más impresionado que con Goku, pero no es suficiente. Sólo un valeroso héroe podrá salvarlos a todos. Un héroe más grande que Goku (por cierto, ¿dónde está?); más grande que el cocinero del puesto de pescado (la importancia de tus comidas para llevar resonará en los anales de las más míticas leyendas); estoy hablando de Woolong. ¡Gracias, Toei!
Woolong fue en su momento un graciosísimo secundario. Si bien sus poderes de multiforme (gravemente desaprovechadas) fueron cosecha de Toriyama-sensei, el hecho de que fuera un cerdito bebía directo de Viaje al Oeste, la historia china que tantas alegrías ha dado a los amantes de los cuentos de aventura. Su secuencia está llena de humor. Incluso juegan con aquella primeriza relación entre él, Bulma, y sus braguitas, en una vuelta de tuerca que roza el humor negro.


Esta escena se agradece. Sin embargo, podría haber mejorado con sus poderes de metamorfosis.



Pero ya sabemos que los niños de ahora no lo conocen y bla, bla, bla...
En fin, Bills se harta de jugar, Whis se harta a comer, y la destrucción de la Tierra es inminente. ¡Entonces aparece Goku! ¡Goku! ¿Qué estabas haciendo en lo de Kaio? ¿Le estabas haciendo un presupuesto de reformas? ¿Estabas entrenando tu antebrazo flaco? Siempre apareces en el último momento porque estás herido, lejos, muerto, o una combinación de todo ello. Pero esta vez no tienes excusa. ¡Estabas esperando a que todos se sintieran desvalidos para llegar y hacerte el guay!
Yo con este Goku no puedo. De verdad. A ver qué se le ocurre mientras Bills le da un poco de tiempo para encontrar el Super Saiyajin God.

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