sábado, 21 de noviembre de 2015

Tsun, tsun. Dere, dere.


La chica tsundere primero se te aleja:
—¡Tsun, tsun! >_<

Y cuando traspasas todas las barreras emocionales, se te arrima:
—¡Dere, dere! ^v^

En la realidad son un dolor de cabeza.

Vamos a ver. Si te gusto, puedes decírmelo o no. Esa es tu decisión. Pero si tú también me gustas y te lo digo, no me des patadas giratorias en la cabeza, porque me lo voy a tomar como algo personal.

La chica tsundere pone todas sus energías en ponerte obstáculos y pruebas. No vaya a ser que sepas cómo se siente.
Desde fuera, a lo mejor se ve tierno:
—Oooh, mira cómo se quieren...
Hasta que ya no quedan migas de pan por las que guiarse, y uno tiene que seguir su vida. Entonces, yendo en dirección contraria a la que ibas, podrás encontrar otra miga. Y al girarte, descubrirás el sendero plagado de barras de pan, brioches, ensaimadas y hasta pizzas familiares. Pero sólo hasta que recuperes la orientación. Después, ya te puedes morir de hambre que no verás más pan hasta que encuentres su casa por ti mismo.

Las historias de princesas en un castillo no hablaban de esperar a que te salven. El dragón es el padre.

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