Volví a pensar en escribir aquí un cuento, y volví a pensar en todos esos concursos donde no podría participar con él. Parece como si en un blog sólo tuvieran cabida los cuentos malos o viejos.
Más bien, como si los concursos tuvieran una inquebrantable sed de cuentos vírgenes.
—¡Este no! ¡Que ya lo han leído otros y a lo mejor acabo pagándolo caro!
Lo que me recuerda a los grupos de escritores de internet. Pues ¿no se reúnen todos apelmazados en un mismo sitio y se arrojan publicidad unos a otros? ¡Eso es como una discoteca rancia! Habrá quien te quiera leer, pero mayormente traen todos su ebook, y bastante tiempo pierden anunciándolo en decenas de grupos iguales, como para encima leer los anuncios de los demás.
¿Imaginan una discoteca de vampiros donde todos son vampiros?
En teoría somos libres de publicar como más nos guste. Pero a efectos prácticos, si quieres competir en condiciones con otras plumas, debes tener un gancho fuerte escondido. Lo que significa que los mejores escritores son los que nunca ves, porque lo están siendo.
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