jueves, 31 de marzo de 2016

Un hillip siempre termina lo que ya no importa

Estos días previos a las vacaciones pensé en vídeos por editar. Pero con todos los proyectos que la gente espera, mis ojos se volvían a El Hillip. En cómo ya no me interesaba seguir esa parodia de El Hobbit porque fue una idea de otra época y ya no tiene cabida en mis prioridades.
Entonces vi que realmente lo que no quería hacer era esa franja entre Gollum y Smaug. El Hillip es un libro con unas curvas de intriga demasiado irregulares. Empieza infantil, luego pueril, infantil, juvenil, infantil, juvenil, luego interesante, juvenil, clásico, mítico, interesante, y juvenil. Lo que implica que ya he pasado la parte más parodiable. No hay mucho que rascar hasta la parte clásica y mítica, donde las posibilidades tanto se limitan como se multiplican.

¡¿Hillip existe como nombre propio?!
Mi mayor escollo ha sido mi intención de hacer 13 capítulos. Líese usted a realizar seis hasta llegar a lo interesante. Que cada uno le demore dos meses como mínimo. Y que la repercusión se reduzca a amigos y señoras. Las razones por las que apuestas tu tiempo han de ser fuertes.
Estos dos años reconozco que me llenaba mucho más traducir subtítulos. Es mucho más agradecido si la serie es inédita; puedo repetir mil veces una misma trama troncal con diversas variaciones, y justo por ello analizar todas sus alternativas narrativas.

Pero me pesaba el dejar el proyecto. Una vez abandonas uno, los siguientes crecen sin un ejemplo. Próximamente, una continuación tan loca como las demás.



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