Galaxy Milf contaba con unas pestañas cautivadoras que a cada guiño provocaban vendavales. Si un hombre se le acercaba, ella se limitaba a abrirse la cremallera del escote y murmurar: "Busco a Jacques." A continuación, dejaba desolación a sus espaldas. Un día, un vasco le respondió: "Sí, yo soy Jacques." Y se tuvo que ir.
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